martes, 16 de noviembre de 2010

Para cambiar de óptica

Existen situaciones para gestionar las finanzas, que dependen del grado de planeación que tenga la persona de su vida, la educación financiera que se posea y la disciplina que tenga para aplicar algunas recomendaciones. Pero netamente, es claro que es depende su situación y circunstancia, como podrán elegirse los consejos más adecuados y desarrollar la propia conceptualización, con la finalidad de llevar a buen puerto el proyecto personal/familiar de cada cual.

De hecho cada estrato socioeconómico y género, tendrán sus consideraciones particulares. Acotando esto, puedo sugerir como líneas de actuar:
a. Analiza el estado del arte de tu vida, quién eres y en qué nivel de cada vertiente de tu desarrollo humano te encuentras: en lo afectivo, en lo sentimental, en lo económico, en tu desarrollo laboral, en tu situación religiosa si aplica, en tu educación, etcétera.
b. Lee la situación del mundo. ¿Qué sucede?, ¿se está envejeciendo la población?, ¿qué necesidades hay que satisfacer? y ¿para dónde va el mercado?
c. Traza un plan de vida. Plantéate hasta donde quieres llegar en cada ámbito del análisis personal que te hiciste, ¿cuál es tu meta?
d. Cuantifica tus ingresos, egresos y tus bienes, separando cuáles son los ingresos más seguros y cuáles los más esporádicos. Jerarquiza tus egresos entre vitales, necesarios y superfluos y los bienes, entre propios, adeudados (que estás pagando aún) y en cuanto a su estado, si están bien o requieren reemplazo. Así tendrás una panorámica clara de quién eres, a dónde vas y qué es lo que tienes. Lo que se necesita ahora es traducir a términos financieros tu plan de acción, es decir, hacer tu presupuesto. 
e. Elabora tu presupuesto familiar, determinando objetivamente tus necesidades financieras, ya que hay tanto egresos necesarios como superfluos. Trata de que tu ingreso más constante garantice tus necesidades básicas, y que tus ingresos esporádicos sirvan para apuntalar tu acumulación de capital.
f. Gasta cuando mucho el 90% de lo que ingresas, no financies tus déficit de consumo con Tarjetas de Crédito, es un gasto muy oneroso, hipotecas tu futuro financiero. Hay que privilegiar el gasto de inversión más que el de consumo, es decir, después de las necesidades básicas, tu gasto debe orientarse a bienes de capital, a cosas que van a redundar en tu beneficio (que pongas a trabajar para ti), o a bienes que se desvaloricen poco o por el contrario incrementen su valor (bienes inmuebles).
g. El 10% de tus ingresos ahórralo. Cuando se convierta en un monto mínimo para invertir, inviértelo, sin dejar de ahorrar, para que tengas dinero trabajando en dos áreas. Recuerda que hay montos mínimos para ahorrar y/o invertir en cuentas de ahorro, pagarés con rendimiento liquidable al vencimiento, sociedades de inversión, acciones bursátiles o aperturar un negocio propio. Sin reciprocidad con las instituciones financieras, es poco probable o más difícil que te presten.  Hay que disciplinarse a guardar siempre ese 10%, piénsalo inexistente, salvo que haya una oportunidad viable financieramente o una catástrofe financiera familiar sería válido usarlo. Si no lo usas a lo largo del tiempo, y siendo lineales en tus ingresos y gastos, podríamos pensar que a tu edad de retiro, podrías haber juntado 3 años de salario adicionales a tu plan de pensión o fondo de retiro.


Hay que consumir y hay que vivir, claro está, la vida no está hecha solo para privaciones, si se incrementa en demasía la propensión marginal al ahorro, la caída del consumo puede ser perjudicial. Aquí se trata de adquirir bienes de manera inteligente, sin financiar onerosamente los déficit de consumo que puedan presentarse. Si se pierde la disciplina financiera gastando más de lo ingresado en cosas superfluas, financiando el consumo de modo oneroso, el círculo vicioso de deudas-más gasto, nos deja con menos ingreso disponible, y a la larga la persona tendrá que privarse de cosas ahora sí que necesarias.
 
Kiyosaki y Lechter (2005) en el libro Padre Pobre, Padre Rico, hacen una magistral exposición sobre la enseñanza financiera que reciben los hijos de pobres y ricos. Esa óptica según argumentan, es la que hace que el pobre y el clase mediero lo sigan siendo. Podremos no compartir al 100% su tesis, pero son de sobra ilustrativos en cuanto a que el desprecio a la riqueza que muchos tienen o tenemos, nos bloquea mentalmente para alcanzar nuestro verdadero potencial.
 
El adecuado manejo de las finanzas personales, es un camino arduo y largo, un camino que requiere orden, disciplina y recompensa, un camino que debe vivirse un día a la vez, ya que el canto de las sirenas para generarnos consumismo, está siempre latente.
No lograremos independencia financiera, vaya, ni siquiera una mínima tranquilidad, si no adecuamos nuestro estilo de vida y patrón de consumo

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